no a las drogas

alcohol y tabaco

  

Desde su posición privilegiada, el alcohol ocupa un primer rango en el consumo de los españoles mayores de 15 años. Las alteraciones que conlleva son de diversa índole, pero entre ellas destaca la degeneración y atrofia del cerebro, anemia y disminución de las defensas, así como, alteraciones cardíacas, entre otras. El hígado es uno de los órganos más afectados por el consumo de alcohol y una de las principales causas del alcoholismo es la hepatopatía, que suele manifestarse en forma de hepatitis o cirrosis, lo cual puede convertir a la persona consumidora en un paciente tributario de trasplante.

Según un estudio del Hospital Universitario Reina Sofía, recogido en el Centro de Documentación de la Agencia Antidroga, la hepatitis aguda alcohólica grave es una entidad clínica de muy mal pronóstico, con una mortalidad en torno al 40%. Con frecuencia son personas jóvenes, con etilismo activo, que ingresan en estado crítico, en estado de disfunción hepática grave. A menudo estas personas también sufren insuficiencia renal.

CLASIFICACIÓN DE SUSTANCIAS

Las diferentes clases de sustancias se analizan enmarcándolas en la familia a la que pertenecen, según sus efectos. De esta forma, tenemos:
Depresoras: Estas drogas desaceleran el sistema nervioso. Atenúan y pueden provocar diferentes grados de inactividad, dependiendo de la dosis administrada. Provocan impulsividad, cambios anímicos notorios o pensamientos extraños. Cuando se priva de su consumo surge debilidad, inquietud, náuseas, vómitos, jaquecas, depresión y ataques. El alcohol, derivados del cannabis, la heroína, la metadona y los barbitúricos, entre otras, son algunas de las drogas de la familia de las depresoras.
Estimulantes: Son las sustancias que afectan al sistema nervioso central, provocando un aumento del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de la tensión muscular. Como su nombre indica, producen sensación de euforia y bienestar, favorecen un aumento de la energía y disminuyen la sensación de sueño y apetito. Los síntomas de su privación son: apatía, fatiga general, sueño prolongado, depresión y desorientación. La cocaína, el tabaco, drogas de síntesis, las anfetaminas o el crack, son algunas de las sustancias que producen estos efectos.
Perturbadoras: Denominadas también alucinógenos, son sustancias que alteran el estado de conciencia y la percepción de la realidad, provocando extrañas sensaciones, ilusiones y alucinaciones visuales, auditivas o táctiles. Producen euforia, aumento del apetito, aumento del ritmo cardíaco y de la presión arterial. La falta de estas sustancias en las personas dependientes les provoca hiperactividad, insomnio y ansiedad. Algunos derivados del cannabis producen estos efectos, así como las drogas de síntesis, algunas clases de hongos y el LSD.


 

Tabaco: trastornos respiratorios


 

El tabaco representa el factor de riesgo más importante para la salud de la población española, siendo la principal causa de mortalidad prematura y evitable. Se asocia a más de veinticinco enfermedades, entre las que destacan diversos tumores, sobre todo de pulmón, y patologías respiratorias y cardiovasculares.

Las principales causas de mortalidad producidas por el tabaco se deben al cáncer broncopulmonar (27,8%), a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (9,3%), a la cardiopatía isquémica (14,5%) y a la enfermedad cerebrovascular (12,6%). La población fumadora tiene un riesgo aumentado de padecer cáncer, especialmente broncopulmonar, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias, principalmente.

En España, la edad media de inicio del hábito del tabaco se sitúa en los 13,1 años, con un consumo medio diario de 7,4 cigarrillos, una situación preocupante ya que en los últimos años se ha reducido la edad de inicio. Según la Encuesta Escolar sobre Drogas del año 2004 que elabora el Ministerio de Sanidad y Consumo, el 21,5% de los estudiantes de 14 a 18 años fuma diariamente, las chicas presentan una prevalencia de consumo superior a los varones en todas las edades, y a los 18 años fuma ya el 40% de la juventud.


 

Cannabis: alteraciones en el sistema reproductor


 

Esta sustancia se consume principalmente fumada, en lo que coloquialmente se conoce por “porros”. Esta forma de consumo favorece la aparición de problemas respiratorios, como la tos crónica y la bronquitis. Incluso en estudios recientes se ha llegado a probar que 3 ó 4 porros perjudican los pulmones como si se fumasen 20 cigarrillos de tabaco, pudiendo producir enfermedades en las vías respiratorias (bronquitis, faringitis, cáncer...). Asimismo, puede causar alteraciones en el sistema reproductor, aumentando la probabilidad entre los jóvenes de producir un retraso en el inicio de la pubertad y, en el caso de las mujeres, se podría interrumpir el ciclo menstrual o producir problemas en la ovulación. Las propiedades del cannabis perjudican también el sistema inmunológico, provocan problemas cardiovasculares y acentúan los síntomas de hipertensión e insuficiencia cardiaca, que pueden degenerar en infartos cerebrales o de miocardio. Además, está constatada su potencialidad como elemento desencadenante de psicosis y cuadros delirante-alucinatorios en personas de riesgo.


 

      

 

 

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